Reflexiones semanales: El deseo y la soledad

No sé por qué cada semana solamente algunos tipos de pensamiento rondan por mi cabeza. Supongo que le debe pasar a todo el mundo. Mi reikista me explicó que cada día tenemos una energía diferente y por eso no podemos sentirnos da la misma forma siempre. Esta semana dos temas han estado en mi pensamiento. El primero y principal en mi vida es el deseo. A veces deseo tantas cosas hasta el punto en que dejo de desear: el deseo es tan insoportable que se aniquila a sí mismo. En esos momentos me siento agotada por el impulso del deseo y cuando finalmente desaparece me siento liberada. Entonces me pregunto qué es el deseo. Qué parte de ese deseo está justificado, es decir, qué parte de esos deseos son sinceros y qué parte son autoimpuestos, sugeridos, en fin, ilusorio.Y ahi está la cuestión: qué es lo real y qué es la fantasía. Digo que esa es la cuestión porque lo que más me cuesta es distinguir entre qué hay de real, de sincero, de legítimo, en el deseo. Si es lo que nos impulsa a estar vivos, lo que nos permite seguir existiendo, cómo hay que hacer para que no se desborde, para que no se autoaniquile. Porque si el deseo desaparece, ¿no queda el vacío mismo? ¿No es volver al punto inicial? No sé, todavía me lo pregunto.

El otro tema es la soledad. Me puse a pensar en qué consiste. Todos vivimos en soledad. Quiero decir que venimos al mundo solos y nos vamos solos. Y no lo digo de manera pesimista, sino en un sentido más amplio porque todo lo que vivimos, hacemos, sentimos, lo hacemos cada uno de nosotros. La experiencia es intransferible. Entonces, ¿es buena la soledad? ¿es mala? ¿qué es la soledad? ¿es un estado pasajero? ¿es un estado mental? Creo que es bueno, hasta sano, tener momentos con nosotros mismos para relajarnos, para descansar del mundo, para reencontrarnos. Pero también es vital tener contacto con nuestra familia, con nuestros amigos, con nuestra pareja. Además de las personas con las que nos relacionamos en nuestros trabajos, lugares de estudio, etcétera. En un mundo en el que todos estamos conectados a través de pantallas, de miles de redes sociales, de miles de posteos, la soledad está más presente que nunca. 

Ahora bien, garabateando una respuesta a estas preguntas y teniendo en cuenta que cuando uno realiza una pregunta es porque ya sabe en parte la respuesta: una primera conclusión es que ante el deseo y la soledad ningún extremo es posible. Si seguimos el camino del medio, tal vez, después de tantas vueltas y trabajo mental, encontremos algo de lucidez para sentirnos mejor.

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